REFLEXIÓN PARA EL JUEVES SANTO    (24 de marzo) 
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Cristo nos manda que seamos portadores de su amor: Os he dado ejemplo para que lo que he hecho con ustedes, ustedes  también lo hagan. Es la caridad fraterna que se expresa en espíritu de servicio.  
La institución de la Eucaristía contiene y expresa todo el amor de Cristo como acto supremo de servicio por la salvación de los hombres. Para hacerlo entender, Cristo lava los pies a sus apóstoles y les dice: ¿Comprenden lo que he hecho?. 
Ustedes  me llaman el Maestro y El Señor y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes tienen que  lavarse los pies unos a otros: les he dado ejemplo para que lo que he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan. 
Para cumplir el Mandato del amor fraterno, esto es, para dar amor, hay que tener amor. Para ello, es necesario poseer la vida de la gracia alimentada por la Eucaristía. Entonces nos sentiremos apremiados por el amor de Cristo. Es el amor que nos urge a trabajar por la salvación de los hombres nuestros hermanos y por sus necesidades espirituales y materiales. Tratemos de amarnos unos a otros como Él nos amó. 
   
Invocación mariana. 
Santa María del Cenáculo: acoge nuestros sentimientos de alabanza y acción de gracias al Señor por el don de la Eucaristía y del Sacerdocio. Enséñanos cómo ser discípulos de Cristo, tu Hijo, y hermanos de todos los hombres.     
 
 
         
 
LOS COMENTARIOS BÁSICOS QUE SE OFRECEN EN ESTOS GUIONES 
ImagenAYUDARÁN A "REELABORAR" EL PROPIO GUIÓN DE CADA COMUNIDAD. 
 
 
JUEVES SANTO 
 
Hermanos: Esta liturgia vespertina significa el "día del amor de Cristo llevado «hasta el extremo», día de la Eucaristía, día del sacerdocio"; su entrega, hecho testamento, sacrificio y sacramento a perpetuidad, y en su momento culminante, es nuevamente el primer Jueves Santo: última cena pascual y primera Cena del Señor; y Jesús, en medio de nosotros, nos hablará y luego nos invitará a participar del alimento que nos llevará a la Pascua eterna. 
Como los Apóstoles en aquella jornada, también nosotros nos reunimos junto a la Mesa que Jesús preside. ¿Qué nos dice y nos deja Jesús en vísperas de su muerte? En principio, el más grande de todos los mandamientos: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”; y nos amó hasta dar su vida por nosotros. 
Abramos nuestro corazón a su palabra y a su amor y dispongámonos a participar en los sagrados misterios de nuestra salvación, poniéndonos de pie y cantando   ....... 
 
Acto penitencial 
Antes de celebrar la Cena del Señor, abandonémonos en su insondable misericordia. 
Tú, el Camino hacia el Padre, que eres ejemplo de docilidad: Señor ten piedad. 
Tú, la Verdad, que enseñas con tu vida la obediencia: Cristo ten piedad. 
Tú, la Vida, que nos has amado hasta el fin: Señor ten piedad. 
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén. 
 
LECTURAS Los relatos bíblicos que escucharemos hoy, nos introducen de lleno en el profundo Misterio Eucarístico y su vinculación histórica con la Pascua judía. 
 
PRIMERA LECTURA (Éx 12, 1-8, 11- 14): El relato remite a la primera Alianza; en ella reconocemos la predilección de Dios hacia su pueblo y la prefiguración de la Nueva Alianza con el nuevo pueblo. 
 
SEGUNDA LECTURA (1Cor 11, 23-26): 
El apóstol Pablo relata el acontecimiento de la Última Cena, un suceso transmitido como verdadero tesoro de la comunidad cristiana. 
 
“En silencio nos ponemos de pie, para escuchar la proclamación del Santo Evangelio” NO SE CANTA EL ALELUIA 
 
EVANGELIO (Jn 13, 1-15): 
El evangelista nos remite a la intimidad del Cenáculo para contemplar a Cristo actuando, enseñando, amando e invitándonos a hacer lo mismo. 
 
(Después de la homilía no hay Credo, y se procede al Lavatorio de los Pies) 
 
LAVATORIO DE LOS PIES: 
El gesto del lavatorio de los pies que realizó Jesús con sus discípulos, tiene un hondo simbolismo: el servicio humilde y sin reservas hacia nuestros hermanos.  
Ahora el sacerdote repetirá el gesto de Jesús con doce miembros de nuestra comunidad, para recordarnos que todos debemos lavarnos “los pies unos a otros”.  
 
ORACIONES DE LOS FIELES 
 
La caridad de Cristo nos interpela y nos invita a donarnos. Pidamos al Padre esta gracia y presentémosle nuestras necesidades. Decimos juntos: “Señor, aumenta nuestra caridad” 
 
Por la Iglesia, Cuerpo de Cristo: para que guarde la unidad en la caridad. Oremos.. 
Por todos los obispos, sacerdotes y diáconos, para que el Señor sostenga su fe y perseveren en su vocación de servir a los demás a semejanza de Cristo. Oremos... 
Por los que más necesitados están de nuestro amor, los enfermos, los que están solos, los que luchan por subsistir, para que encuentren en nosotros el consuelo y la ayuda que precisan. Oremos... 
Por los jóvenes, para que respondan generosamente al llamado de tu Hijo a ser los ministros sagrados, por cuyas manos Él se multiplique como Pan de Vida hasta la consumación de los tiempos, oremos... 
Por la unión efectiva de los cristianos de todo el mundo: para que sepamos encontrar la unidad en la Cena del Señor. Oremos... 
Por los gobernantes de todas las naciones y especialmente de nuestra Patria: para que sirvan a sus pueblos promoviendo la justicia y la paz. Oremos... 
Por nosotros y nuestra comunidad: para que el Señor nos fortalezca y nos conceda la gracia de vivir intensamente el mandamiento nuevo de amar a nuestros hermanos como él nos amó. Oremos... 
 
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS 
Con el pan y el vino presentemos al Señor la pequeñez de nuestro corazón: que él lo potencie, y que la fe y el amor de los cristianos sea la fuerza que mueva al mundo. Cantamos… 
 
COMUNIÓN 
Estamos invitados a la Mesa del Señor, a recibir su Cuerpo y Sangre, entregados para nuestra salvación. Al acercarnos renovemos el compromiso de lavarnos los pies unos a otros; es decir, de ponernos al servicio de nuestros prójimos. Nos acercamos a comulgar cantando.....  
 
Donde mañana se celebra la Pasión y Muerte del Señor, esta misa concluye, sin bendición final, con el traslado del Santísimo Sacramento al monumento. 
INCENSACIÓN DEL SANTÍSIMO    TRASLADO: 
 
Hemos celebrado la Cena del Señor. Ahora el celebrante procederá a reservar solemnemente las hostias consagradas en el Monumento especialmente preparado. 
Jesús, el Pan de Vida queda presente en la comunidad cristiana. Hoy más que nunca agradecemos su don, adoramos su presencia sacramental entre nosotros. 
 
Llevaremos solemnemente el Cuerpo de Cristo, "procesión eucarística que recuerda aquel momento particular en que Cristo, acompañado por los Apóstoles, salió del cenáculo, una vez concluida la cena pascual". 
 
Vamos a adorarlo y expresarle nuestro reconocimiento; y hasta la medianoche cada cual procurará ofrecerle un poco de su tiempo, viniendo a acompañarlo y velar junto a Él, recordando las palabras que en el Huerto de los Olivos dijo a sus discípulos y que hoy nos las dice a cada uno de nosotros: "¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo ni siquiera una hora?".