Durante más de dos años estuvieron preparándose para vivir la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia. Un contingente de 42 personas, oriundo de Jesús María, recorrió un largo camino para poder estar hoy en Cracovia, viviendo una de las experiencias más importantes de sus vidas. Son jóvenes de entre 14 y 24 años, guiados por el padre Román Balossino. Algunos son estudiantes del colegio del seminario, otros del Huerto, y otros son ex alumnos de estas escuelas que ya están en la facultad.
Previo a la JMJ 2016, por un lado estuvo la preparación espiritual, y por el otro la cuestión económica. Durante todo este tiempo vendieron pastelitos, empanadas, formaron un hostel en el seminario durante la doma y realizaron diferentes eventos para recaudar los fondos para el soñado viaje. Fue mucho el esfuerzo, pero el resultado hizo que valga la pena.
El contingente cordobés, viviendo la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia.
En comunicación con Día a Día, el padre Román contó que la mitad del grupo que está hoy en Polonia también participó de la JMJ de Río de Janeiro en 2013. “Que hoy estén aquí te indica la huella que aquella experiencia dejó en sus vidas, que los motiva a continuar en este camino. Son días muy intensos los que vivimos, donde nos encontramos con muchísima gente completamente diferente a nosotros que vive, siente y cree lo mismo. Nos une lo mismo. Eso es muy fuerte, muy motivador. A los chicos les da un empujón muy grande en la Fe, en el servicio, en la práctica religiosa”, afirmó.
El contingente llegó a Europa el 7 de julio. Desde entonces estuvieron peregrinando por Barcelona, Roma, Padua y Varsovia, hasta llegar el lunes a Cracovia, donde se realiza el encuentro de jóvenes hasta el domingo. Allí están parando en casas de familias, y cada día es una anécdota a la hora de intentar comunicarse, reconoce el padre Román. “Acá la lengua madre es el polaco y como idioma general está el inglés. El tema es que de nosotros no todos lo hablamos, entonces es todo un tema poder comunicarnos. Tratamos de hacernos entender por señas, por traductor de google, por dibujitos, por vocablos como los indios, lo que venga”, contó entre risas.
El contingente cordobés, viviendo la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia.
Comparando la experiencia con lo vivido en Río de Janeiro en 2013, Balossino reconoció que en lo emocional es bastante similar. “Los actos masivos, la alegría de la gente, los cantos, lo espiritual es muy parecido. La diferencia quizá está en la organización. En Río había deficiencia en los baños, eso acá no pasa. Al contrario, en Brasil no tuvimos problemas para comunicarnos y acá sí, acá falla la información pero sobre todo por el tema del idioma. Aquí el choque cultural es muy fuerte, es una cultura muy diferente a la nuestra”, contó el sacerdote.
Por fuera de las actividades de la JMJ, el contingente cordobés aprovechó para recorrer el santuario del papa Juan Pablo II, oriundo de las tierras que están visitando, y también el santuario de la Divina Misericordia.
El contingente cordobés, viviendo la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia.
Respecto a las actividades que realizan en Cracovia, al momento de hablar con este diario aún no habían tenido ninguno de los cuatro grandes eventos que van a compartir con el Papa Francisco (la bienvenida, el vía crucis, la vigilia y la misa final). Por ende, aún no han recibido los mensajes que ansían escuchar del Sumo Pontífice. La expectativa aumenta con el correr de los minutos y anhelan cada vez más recibir las enseñanzas que, sostienen, marcarán su viaje y su vidas.