El 14 de junio de cada año se celebra el Día
Mundial del Donante de Sangre para
agradecer a los donantes voluntarios no
remunerados y concienciar de la necesidad de
hacer donaciones regulares para garantizar la
calidad, seguridad y disponibilidad de sangre y
sus productos.
Las transfusiones de sangre y sus productos
ayudan a salvar millones de vidas al año.
Contribuyen a que pacientes con
enfermedades potencialmente mortales vivan
más tiempo con mejor calidad de vida, y
posibilitan la realización de intervenciones
médicas y quirúrgicas complejas. Asimismo,
tienen una función vital en la atención
maternoinfantil, el embarazo y las respuestas
de emergencia a los desastres naturales o
causados por el hombre.
Los servicios de sangre que permiten a los
pacientes acceder a sangre y productos
sanguíneos seguros en cantidades suficientes
son un componente clave de los sistemas de
salud eficaces. Solo se puede asegurar un
suministro suficiente mediante donaciones
regulares voluntarias y no remuneradas. No
obstante, en muchos países los servicios de
sangre siguen teniendo problemas para
ofrecer sangre suficiente y garantizar su
calidad y seguridad.