La devoción a la
Virgen del Huerto surgió como una promesa hecha por una piadosa mujer, ante la
amenaza de la peste, que en 1493 sembraba la muerte en toda la región de la
Liguria. Comenzando por Génova, el contagio se fue propagando y llegó a la
Ciudad de Chiávari y a los valles cercanos.
María Guercio,
(Turquina por el pañuelo azul que siempre llevaba) piadosa mujer del subur-bio
de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si
mantenía in-mune del contagio, a ella y a su familia.
Obtenida la gracia,
Turquina cumplió su promesa y encargó al pintor Benedicto Borzone, que pintara
sobre el muro de un huerto, ubicado entre el Palacio del Gobernador y el Puerto
de Chiávari, una imagen de la Virgen María con el Niño en brazos, para que los
transeúntes que, en su diario trajín, pasaban por el lugar, pudieran venerarla
y pedirle gracias…