En
esta fecha tan especial, el Santo Padre nos dice…
“El misterio
del nacimiento de Jesús en Belén, que ocurrió históricamente hace ya más de dos
mil años, se produce como evento espiritual, en el “hoy” de la Liturgia. El
Verbo, que encontró morada en el seno virginal de María, en la celebración de
la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Pasa y
llama. Cada uno de nosotros está llamado a responder, como María, con un “sí”
personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios y de su
misericordia, de su amor.
El don precioso de la Navidad
es la paz.
Él
viene a traer al mundo el don de la paz: “En la tierra, paz a los hombres que
él ama” (Lc 2, 14), como anunciaron a coro los ángeles
a los pastores. El don precioso de la Navidad es la paz, y Cristo es nuestra
paz verdadera. Cristo llama a nuestros corazones para darnos la paz. La paz del
alma. Abramos las puertas a Cristo.
Nos
encomendamos a la intercesión de nuestra Madre y de San José, para vivir una
Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, dispuestos a
acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros”
¡FELIZ
NAVIDAD!