Una forma de
descubrir la personalidad cautivadora de Jesucristo/corazón son sus palabras,
ya que él mismo asegura: «De la abundancia del corazón habla la boca». Ahora
bien, las palabras de Jesús fueron tan maravillosas que la gente, al
escucharle, decía: «Jamás hombre alguno habló como este hombre». Y Pedro, en un
momento crucial de la vida pública de Jesús, le dijo: «Señor, ¿a quién vamos a
acudir? Tú solo tienes palabras de vida eterna». Cristo, Palabra única y eterna
del Padre, traduce en palabras temporales y terrenas el mensaje divino: «Yo no
hablo por mi cuenta; sólo digo lo que oigo del Padre».
Dos mil años de
comentario a las palabras de Jesús no han agotado todo su sentido y valor. Pero
¿cuál es esa palabra-clave que abre el secreto de todo el mensaje de Jesús? La
palabra clave de la Palabra es una «Buena noticia», un «Buen anuncio», una
«Buena nueva». Es decir, se trata de algo gozoso, como la llegada de un
telegrama del ser querido con la novedad más grata. El Evangelio es la carta
del Padre anunciando un reino feliz, una alegría profunda, un gozo íntimo.
Renovar la devoción
al Corazón de Cristo es volver a la fuente de su mandamiento signo, para
demostrar que no hay palanca más eficaz para elevar el mundo que el amor
cristiano.