“Ella, Mujer de oración, forma parte de la multitud de los humildes de corazón, con los que Dios preparó la venida de su Hijo” (Papa Francisco).

La Iglesia ha dedicado el mes de noviembre a María, a la dulce Reina de nuestras vidas, y cada día de este mes debe ser como  una flor para la Virgen. Regalémosle cada jornada una meditación, una oración o una decena del Rosario o simplemente una flor.

            San Antonio Gianelli, escribió una carta, indicando cómo celebrar el mes de María.  Entre  otras cosas  el Santo  recomendaba:

“Es preciso que todos los días hagáis el propósito de imitar a vuestra querida Madre María en una virtud particular: como en la humildad, en la modestia, en la mansedumbre, en la paciencia…, cosa que no es imposible…  El Señor nos manda que seamos perfectos como el Padre Celestial: por consiguiente, mucho más podemos aspirar a imitar a María. La humildad y la confianza lo obtienen todo…”    (Epistolario nº 1, p.70-72, carta nº 42)

 

  "Postrémonos ante María y digamos con toda nuestra devoción y piedad: Ave María, Oh gran Virgen, rica, llena, colmada de todas las gracias. Ave María…” (SAMG)