Con el inicio de este tiempo litúrgico, nos preparamos para
recibir a Jesús, renovando nuestra esperanza y fe. Es un tiempo de reflexión,
oración y espera, en el que nos disponemos a vivir el amor y la paz que Cristo
trae a nuestras vidas. Desde el carisma gianellino, nos unimos en oración,
invitando a todos a reflexionar sobre el verdadero sentido de la Navidad: el
amor que transforma y da vida.