“La Inmaculada siempre Virgen María, Madre de
Dios, terminado el curso de su vida terrena, fue
llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”, así
se señala, con toda claridad, aquello que
constituye una verdad de fe en torno a María,
Nuestra Madre. Estas palabras están contenidas en
la constitución apostólica “Munificentissimus
Deus” (Benevolísimo Dios), con la que el Papa Pío
XII proclamó el dogma de la Asunción de María el
1 de noviembre de 1950. A partir de entonces,
cada 15 de agosto, celebramos la solemnidad de la
Asunción de la Santísima Virgen María.