El culto a los abuelos de Jesús se desarrolló
primero en Oriente, luego en Occidente y a lo largo
de los siglos la Iglesia los ha recordado en
diferentes fechas. Con la reforma litúrgica que
siguió al Concilio Vaticano II en 1969, los padres de
María fueron reunidos en una sola celebración el
26 de julio.
Los padres de María, los santos Joaquín y Ana, son
una fuente de reflexión para una mirada renovada
sobre la vocación de la vejez. Las noticias sobre sus
vidas son tomadas de textos apócrifos como el del
Protoevangelio de Santiago. Joaquín y Ana no
tuvieron hijos durante más de 20 años. Ana dedica
días a la oración pidiendo a Dios la gracia de la
maternidad. Un ángel se le aparece y le anuncia:
“Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás
y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en
todo el mundo”. Ana da a luz a María. La niña es
criada entre el cuidado afectuoso de su padre y las
amorosas atenciones de su madre. Cuando María
cumple 3 años, para dar gracias a Dios, Joaquín y Ana la presentan en el Templo