Glorioso San Antonio María
Gianelli, alcánzanos tu amor a la Iglesia santa y una fidelidad inquebrantable
a todas sus enseñanzas y preceptos.
Juan (15,15). “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que
hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí
de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí
a ustedes”.
Nos dice el Santo Fundador, Antonio M. Gianelli:
Estaba en una situación extrema… y ahí están dándome nuevos alientos de vida…
“Viva, pues, viva la Divina Providencia! ¡Vivan también los amigos, que se
conocen en ocasiones como esta!... ¡Bravo! Se han acordado de mí… se los
agradezco y lo acepto como una prueba de vuestra amistad, de los tres. ¿Qué soy
yo que tengo tres como en uno solo y cuya sinceridad me hace creer que tengo
tantos, y tantos más? Comuniquen a los otros mi verdadera alegría…los amigos no
se separan más ni por la muerte ni por ningún otro percance.
Acción para el día: Repetir con frecuencia y vivir esta palabra del
Fundador: “Señor, que pase por la vida de mis amigos, haciéndoles el bien” De
lo dicho por Jesús y por el P. Fundador, nos proponemos vivir, como VALOR, la
AMISTAD.
Oración final:
Oh San
Antonio María Gianelli, lleno de confianza, a Vos recurro en mis necesidades y
particularmente en la que me aflige al presente (se nombra). Haz brillar el
poder de Dios, socorriéndome según mis deseos, si no son contrarios a la Divina
Voluntad.
Habla por mí a aquella Virgen Milagrosa de quien fuiste la flor más preciada
que brotó en su Huerto de Chiávari, para que Ella, que es tan poderosa ante su
divino Hijo, me alcance la Gracia que tanto anhelo, y así consolado por Vos y
por Ella, pueda servir mejor al Señor en los días que me conceda de vida, y
después gozarle contigo y con la Virgen Santísima, en la eterna
Bienaventuranza. Amén.