Se sabe que la palabra “tradición” deriva
del latín “traditio” y del verbo “tradere”, con el significado de “transmitir o
entregar”. Así, llegó al español como aquello que pasa de una generación a
otra; ese legado que continúa hasta el presente, siempre en permanente
construcción y forjando determinada identidad cultural.
La cuestión del gaucho siempre estuvo
presente a lo largo de la vida de José
Hernández y, paralelamente a sus inquietudes
periodísticas y políticas, escribió una de las obras literarias más importantes
de la región. En esta obra que consta de dos partes, Hernández introdujo como
protagonista al gaucho payador Martín, quien fue obligado a incorporarse al
ejército por parte de quienes menospreciaban su existencia, al igual que la del
indio. De este modo, víctima de la opresión y la injusticia, Martín huye para
convertirse en un gaucho matrero, fuera de la Ley.
Fue la obra de Hernández la que logró
posicionarse en la cumbre de la literatura argentina, en la segunda mitad del
siglo XIX. En sus páginas, el autor expresó la vida del gaucho en el país, su
estilo de vida, costumbres y su más profunda cosmovisión, inmortalizándola con
notables versos que se perpetuaron a lo largo y ancho de la región
hispanoamericana.
La celebración del “Día de la Tradición”,
instaurada cada 10 de noviembre, se hizo oficial en 1939, cuando el Congreso aprobó
la Ley N º 4756, cuyo autores -Edgardo J. Míguenz y Atilio Roncoroni-
reconocieron el pedido de la Agrupación Bases, que expresaba las ideas del
periodista y poeta costumbrista Francisco Timpone, para homenajear y celebrar
las tradiciones gauchas en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, fue más
tarde con la Ley Nacional N° 21.154 de 1975, cuando ya de forma definitiva se
consagró aquella fecha conmemorativa para todo el territorio argentino.