2º DÍA. Jueves 24 de junio.

Lema: “Unidos a María y José rezamos por el fin de la pandemia”

La Virgen intercede por su pueblo, conforta su fe y fortalece su confianza…
En 1528 la peste volvió a castigar la Liguria, abatiéndose con especial fuerza sobre Chiávari. Este hecho volvió a despertar la devoción a la imagen del Huerto y muchos fieles, se congregaban diariamente en el lugar, para pedir la liberación del peligro del contagio. Nuevamente la ciudad experimentó visiblemente la protección de la Madre de Dios.
María, te ofrecemos la azucena, símbolo de tu PUREZA.

Oración inicial para todos los días:
Oh María que por tu virginidad fecunda fuiste hecha por el Espíritu Santo, “Huerto Cerrado y Fuente Sellada”, porque tu corazón perteneció única y enteramente a Dios, vuelve sobre nosotros tu mirada de Madre.
Por el amor particular con que te has manifestado como Huerto fecundo de gracia para nuestra salvación, alcánzanos de tu Hijo, que tienes en tus brazos, una continua conversión del corazón, un creciente amor a la voluntad del Padre y una solícita caridad hacia los hermanos. Amén.

Un poco de Historia...
Con el paso del tiempo, la imagen del huerto fue olvidada y comenzó a arruinarse, pero la bella pintura siguió allí, manteniendo su aspecto y tonalidad y llamando poderosamente la atención de quienes pasaban por el lugar.
En 1528 la peste volvió a castigar la Liguria, abatiéndose con especial fuerza sobre Chiávari. Este hecho volvió a despertar la devoción a la imagen del huerto y muchos fieles, se congregaban diariamente en el lugar, para pedir la liberación del peligro del contagio. Por esa razón, las autoridades de la ciudad decidieron construirle un altar, una especie de ermita para que los que acudían a pedir la protección de la Madre de Dios, pudieran arrodillarse y orar ante ella. Nuevamente la ciudad experimentó visiblemente la protección de la Madre de Dios. Tal como suele ocurrir, pasado el peligro, el pueblo se fue olvidando de la Virgen del Huerto.  
En este momento de pandemia pongamos nuestra fe en Dios y en la intercesión de María en los tiempos difíciles renovando nuestra confianza en el Señor de la vida y de la historia.

Oración final para todos los días

Oh María, ábrenos tu divino Huerto y entraremos en él, atraídos de la celestial fragancia de tus virtudes, nos sentaremos bajo la sombra de tu amparo y protección y nos saciaremos de sus frutos.
Fuente sellada y pura eres, no permitas que se seque jamás en nuestra alma la flor de tu devoción y el fruto de tu amor a Jesucristo.
Desde tu trono de gloria ruega a tu Divino Hijo para que seamos prudentes, aprendamos la sabiduría y marchemos siempre por el camino de la justicia.
Virgen del Huerto, tus hijos somos, concédenos oír tu voz y contemplar tu rostro bellísimo. Amén.