El día mundial de la escucha se celebra para sensibilizar sobre la importancia de los sonidos que nos rodean, de su registro y conservación.

Sin embargo, desde la ESI tomamos este día  para resaltar la importancia no sólo de los sonidos del mundo sino también del acto humano de escuchar a otra persona.

Intentamos entonces resignificar una efeméride  para poder hablar de algo que constituye a la ESI, el espacio de escucha atenta y amorosa que se da en la escuela.

Privilegiamos en estas instancias el tiempo de calidad, el respeto, la empatía, los silencios, los espacios cómodos, que puedan dar lugar a la intimidad que se genera en el momento previo a una apertura, a un diálogo que se  fomenta a partir de la escucha activa.

Decimos escucha activa cuando nos detenemos  para permitir que otra persona pueda en su tiempo y con sus recursos materiales y simbólicos hablar de lo que le pasa, lo que siente, sus preocupaciones e intereses.

En el aula, apelar a vínculos  respetuosos favorecidos por una escucha atenta  además de establecer encuentros más amenos, favorece el aprendizaje debido a una mayor predisposición de quienes estudian al generar una mayor conexión con quien se encuentra enseñando.