1.       Alcanza la excelencia y compártela. Para San Ignacio dar lo mejor de uno mismo y compartirlo con los demás era fundamental. Crecer por medio de la cooperación es un aprendizaje tanto para la vida profesional como para lo personal.

2.       El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma.  San Ignacio llama a reflexionar sobre los actos cometidos y cómo estos pueden afectar al entorno. Pide siempre realizar un examen íntimo de los pensamientos y obras para determinar si se ha actuado de buena o mala fe con el prójimo.

3.       En ejercicio de desolación nunca hacer mudanza. Esta recomendación forma parte de los Ejercicios Espirituales, y señala que en momentos de crisis o desolación, lo mejor es no tomar decisiones drásticas o extremas. Lo primordial es poder controlar los impulsos  ante estas situaciones.

4.       Quien evita la tentación evita el pecado. Atacar determinadas situaciones para evitar sus consecuencias y prevenir malos entendidos, es decir, alejarse de entornos que puedan afectar de manera negativa, es lo que San Ignacio propone como máxima de vida.

5.       ¿De qué sirve ganar el mundo, si al final pierdes el alma?  San Ignacio de Loyola llama a evitar la acumulación de riquezas u objetos materiales, recordando que todo esto es algo pasajero y no tiene valor si esto no nutre el alma.