Cuando vence la luna al sol y, la noche invita a la calma, nuestro cansancio se pone en tus manos  MARIA.

Cuando el descanso nos lleva a la reflexión y la oscuridad a la quietud de la noche

todo ello, lo dejamos bajo tu rostro: MARIA.

Cuando cerramos las puertas y atrás quedan luchas y fatigas, decepciones y sufrimientos

buscamos en el silencio a una figura: eres tu MARIA.

Cuando hemos caminado sin obtener demasiado fruto y las luchas nos han dejado extenuados, buscamos la fuerza de Dios, con alguien que vive a su lado: MARIA.


Cuando pensamos que todo ha acabado, que todos los días son iguales y que no merecen la pena ser vividos, buscamos un reconstituyente de esperanza: tu eres MARIA.

Déjanos, Madre y Virgen, antes de caer en el dulce sueño, poner en tus manos lo que, en esta mañana, quisimos fuera sincera realidad:

Si no estuvimos a la altura….perdón, Señor

Si olvidamos tu presencia….perdón, Señor

Si no crecimos en honestidad….perdón, Señor

Si, la fe y la esperanza, no las cuidamos….perdón, Señor.

María, mientras dormimos te pedimos que veles nuestro sueño que inclines tu rostro de Madre sobre nosotros tus hijos y que, mañana cuando despertemos, Dios nos dé otra oportunidad para seguir siendo  amigos de Jesús.

Amén.