“María dulce y amorosísima Madre, que tanto te complaciste en prepararte este HUERTO y tanto lo cultivaste hasta hacer un paraíso de celestiales delicias...

María, que tan Santa, dulcísima imagen, fuente de toda gracia, la distinguiste con tales prodigio y aquí la plantaste como fuente de vida Eterna ...

¡Oh Virgen Santa!  Lleva acabo la gran obra y haz que no haya entre nosotros, ni venga jamás a este huerto el que no viene a buscarte, a hallarte, a gustarte en este paraíso que tú plantaste... Haz que nosotros la hallemos siempre; que podamos decir siempre y cantar en vida y recordar en la muerte: Tú fuiste nuestra amorosísima Madre, nos alimentaste, en tu huerto de las delicias, nos saciaste en el manantial sellado de tus gracias; el paraíso de tu Huerto nos ha hecho merecedores del paraíso del cielo, donde nosotros estaremos para siempre contigo. Amén.”

S.A.M. Gianelli.