Glorioso San Antonio María Gianelli, alcánzanos tu amor a la Iglesia santa y una fidelidad inquebrantable a todas sus enseñanzas y preceptos.


Mateo (4,19-20) “Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: ‘Síganme, y yo los haré pescadores de hombres’. Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron”.

 

San Antonio M. Gianelli, comentando este texto del Evangelio, dice:


            Estas son las Palabras con que el Divino Maestro llamó en seguimiento suyo a Pedro y a Juan en la playa… Los sacerdotes no son sino los verdaderos sucesores de los apóstoles, y ello quiere decir por tanto los verdaderos pescadores de las almas. Pescadores no de nombre, sino de hecho; no sólo de profesión, sino de pasión; no sólo comunes, sino escogidos, extraordinarios, valerosos…


Acción para el día: repetir con frecuencia y vivir esta palabra del Fundador: “Señor, que no sienta vergüenza en anunciar tu Palabra” De lo dicho por Jesús y por el P. Fundador, nos proponemos vivir, como VALOR,   el COMPROMISO y la obligación de rezar por los sacerdotes


Oración final:


Oh San Antonio María Gianelli, lleno de confianza, a Vos recurro en mis necesidades y particularmente en la que me aflige al presente (se nombra). Haz brillar el poder de Dios, socorriéndome según mis deseos, si no son contrarios a la Divina Voluntad.
Habla por mí a aquella Virgen Milagrosa de quien fuiste la flor más preciada que brotó en su Huerto de Chiávari, para que Ella, que es tan poderosa ante su divino Hijo, me alcance la Gracia que tanto anhelo, y así consolado por Vos y por Ella, pueda servir mejor al Señor en los días que me conceda de vida, y después gozarle  contigo y con la Virgen Santísima, en la eterna Bienaventuranza. Amén