7º DÍA. Martes 29  de junio.

Lema: “Unidos a María y José rezamos por el fin de la pandemia”

María, reina de nuestras vidas.
“Con sólo pensar en Ella, incluso con sólo recordarla, ¿no os parece que el corazón nos lleva a Ella? (SAMG)

El 7 de marzo de 1634 el Consejo de Gobierno de la ciudad declaró a la Virgen del Huerto patrona de la población y del distrito de Chiávari y el 8 de septiembre el sector de la pared donde se hallaba pintada la imagen fue trasladado al Altar Mayor del santuario, inaugurado el año anterior.

María, te ofrecemos el cedro, símbolo de tu grandeza y fortaleza.

Oración inicial para todos los días:

Oh María que por tu virginidad fecunda fuiste hecha por el Espíritu Santo, “Huerto Cerrado y Fuente Sellada”, porque tu corazón perteneció única y enteramente a Dios, vuelve sobre nosotros tu mirada de Madre.
Por el amor particular con que te has manifestado como Huerto fecundo de gracia para nuestra salvación, alcánzanos de tu Hijo, que tienes en tus brazos, una continua conversión del corazón, un creciente amor a la voluntad del Padre y una solícita caridad hacia los hermanos. Amén.
Chiávari no olvidó los favores recibidos por la intercesión de la Virgen del Huerto y  la proclamó patrona principal de la Ciudad y comenzó a construirle un Santuario en el lugar donde estaba pintada la imagen. Para darle un sitial de honor a su Patrona, una vez terminada la construcción, con sentimientos de amor y gratitud, la imagen de la Virgen del Huerto, recortada del viejo muro y encerrada en un marco de mármol, fue paseada por primera vez por las calles de Chiávari, y en un silencio cargado de emoción la preciosa pintura fue colocada en un lugar preparado para su veneración. Desde allí sigue intercediendo ante el Señor por todos los que necesitan de su protección, haciéndose para siempre la servidora del pueblo.

Aferrados al manto de nuestra Madre llena de ternura, no temamos los embates del enemigo, ni las tormentas que nos golpean en la vida: enfermedad, sufrimiento, desilusión, fracaso. Una invitación a encomendarnos y ofrecernos enteramente a María y a reconocerla como la Reina de nuestras vidas.

Oración final para todos los días.
Oh María, ábrenos tu divino Huerto y entraremos en él, atraídos de la celestial fragancia de tus virtudes, nos sentaremos bajo la sombra de tu amparo y protección y nos saciaremos de sus frutos.
Fuente sellada y pura eres, no permitas que se seque jamás en nuestra alma la flor de tu devoción y el fruto de tu amor a Jesucristo.
Desde tu trono de gloria ruega a tu Divino Hijo para que seamos prudentes, aprendamos la sabiduría y marchemos siempre por el camino de la justicia.
Virgen del Huerto, tus hijos somos, concédenos oír tu voz y contemplar tu rostro bellísimo. Amén.